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Psicología

Especialidad

Psicología

Porque en el Hospital Satélite® sabemos que la salud es mental, emocional y física, contamos con médicos especialistas altamente capacitados en el estudio, diagnóstico, evaluación y tratamiento de las emociones y conductas humanas, así como los trastornos de cada una de ellas.

Conceptos de suma importancia para un buen desarrollo individual y social, tales como: el funcionamiento cerebral, las reacciones, la personales, la conciencia, los procesos mentales y adicciones, son algunos de los aspectos tratados por nuestro gran equipo de médicos.

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Tanatología

Así, la especialidad de Psicología es un soporte indispensable en la Tanatología, cuyo objetivo es abordar los fenómenos de pérdida en los seres humanos (partidas, cambios, fallecimientos, convalecencias, etc).

Preguntas frecuentes sobre las adicciones:

¿Qué es una adicción?

La adicción se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas propios de acuerdo al tipo de adicción. El origen de las adicciones es multifactorial, esto quiere decir que son varias las causas que la producen, entre ellas existen factores: biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.

Las conductas adictivas transcurren por diversas etapas y las características cambian de acuerdo a la severidad del problema. En términos generales las adicciones se pueden dividir en: consumo y de conducta.

Las de consumo están relacionadas con el uso de sustancias psicoactivas que producen efectos en el estado de ánimo y que llegan a crear dependencia física o psicológica.

¿Cuáles son algunos síntomas característicos de las adicciones?

  • Daño o deterioro progresivo de la calidad de vida de la persona: esto debido a las consecuencias negativas de la práctica de la conducta adictiva.
  • Pérdida de control: caracterizada por la práctica compulsiva de la conducta adictiva.
  • Negación o auto engaño: que se presenta como una dificultad para percibir la relación entre la conducta adictiva y el deterioro personal.
  • Uso a pesar del daño: lo que se manifiesta como la práctica continuada de la conducta adictiva. Este daño es tanto para la persona como para los familiares.

Adicciones relacionadas con el uso de sustancias

Pueden ser de dos grupos:

  1. Por el consumo de sustancias: dependencia y abuso.
  2. Inducido por sustancias: intoxicación, abstinencia, delirium, demencia, psicosis, trastornos del estado de ánimo, ansiedad, disfunción sexual y trastorno del sueño.

¿Qué es la dependencia?

La dependencia un patrón desadaptativo que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo por un periodo de 12 meses.

Expresado por:

  • Tolerencia: necesidad de cantidades marcadamente crecientes para conseguir la intoxicación o el efecto deseado. El efecto de las mismas cantidades de sustancias disminuye claramente con su consumo continuado. La intoxicación se refiere a la presencia de un conjunto de síntomas reversibles por ingestión reciente de una sustancia.
  • Abstinencia: síntomas específicos para cada sustancia que se producen si es que se interrumpe por un tiempo prolongado o reduce su consumo. Se utiliza una sustancia parecida para aliviar o evitar los síntomas.

La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o periodos más largos. Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el consumo (se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas). Se continúa con el consumo a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos y físicos.

¿Qué es el abuso de sustancias?

El abuso el consumo recurrente ocasiona que el sujeto falte a sus obligaciones, por ejemplo: trabajo, escuela o casa. Así mismo la persona puede exponerse a situaciones de peligro, como: manejar o tener problemas legales relacionados con el uso de la sustancia.

¿Cuáles son las principales sustancias de abuso?

Alcohol, alucinógenos, anfetaminas, cannabis (marihuana), cocaína, inhalantes, opiáceos, cafeína, nicotina, sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.

En los trastornos crónicos de abuso de sustancias se considera que el 75% de los adictos sufren de trastornos de la personalidad, 15% de ansiedad y 10% de otras patologías psicóticas como esquizofrenia.

Estado mental del adicto

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Adicciones

La adicción (que puede ser dependencia a una sustancia, actividad o relación), lleva a la persona a perder la libertad de su comportamiento. Es considerada una enfermedad física y psico emocional.

Se diferencia de los hábitos porque se presenta una dependencia que trae consecuencias graves, deteriorando la salud física y mental, además de las relaciones sociales, laborales y familiares.

En la adicción el individuo no es capaz de controlarse; se presentan ideas obsesivas con el deseo de obtener el objeto de su adicción y esto conlleva algunas conductas compulsivas.

La adicción puede ser a un sin número de sustancias o situaciones tales como: el sexo, el juego, la pornografía, la televisión, la tecnología, la alimentación, etc. El alcohol y las sustancias psicoactivas también provocan una dependencia física.

  • Primer periodo: la conciencia está lúcida, puede haber excitación psicomotriz o lentitud de reflejos.
  • Segundo periodo: hay euforia y trastornos de la marcha y de la palabra.
  • Tercer periodo: existe límite entre estrechez de conciencia y el estado de inconsciencia.
  • Cuarto periodo: estado de inconsciencia absoluta, se puede llegar al coma o la muerte.

Todos tenemos algunos hábitos que pueden llegar a ser molestos pero que no alcanzan el grado de ser adicciones. Para que se presente una enfermedad adictiva debe haber también relación con alteraciones en la personalidad, las cuales están ancladas en fallas muy tempranas en el desarrollo donde se han producido traumas o fijaciones, por déficit o exceso de frustraciones y gratificaciones.

Depresión

El ritmo de vida en la actualidad nos ocupa la mayor parte del tiempo en hacer o tener, olvidando así el ser. En muchas ocasiones la depresión se presenta como una enfermedad silenciosa, obligándonos así a hacerla parte de nuestras vidas, incluso sin darnos cuenta. Utilizamos el término depresión de manera vaga e informal, confundiéndola con la tristeza, sin entender que en realidad esta palabra es débil para una enfermedad tan importante, según define William Styróns.

Existen dos tipos de depresión, la llamada depresión endógena, que se genera debido a los factores constitucionales internos; es decir tiene un origen biológico y de predisposición hereditaria. Y la depresión exógena, la cual se refiere a los factores que se encuentran en el medio ambiente, lo que la desencadena es la forma en que la persona vive y reacciona ante factores ambientales.

Preguntas frecuentes sobre la depresión:

¿Cuáles son los síntomas de la depresión?

Entre algunos de sus principales síntomas encontramos:

  • Tristeza persistente.
  • Irritabilidad.
  • Sentimientos de ansiedad.
  • Pérdida de interés o placer en la vida.
  • Cambios en la alimentación.
  • Cambios en el patrón del sueño.
  • Fatiga y falta de energía.
  • Ignorar responsabilidades.
  • Descuido en el aseo y aspecto personal.
  • Concentración, atención y memoria disminuidas.
  • Cambios extremos en el estado de ánimo.
  • Sentimiento de desamparo.
  • Desesperanza.
  • Sentimientos de inutilidad o culpa.
  • Pensamientos negativos continuos.

Subtipos de depresión

Existen subtipos de depresión por ejemplo:

  • Depresión suicida: La persona piensa en suicidarse o hace un intento de suicidio.
  • Depresión aguda o crónica: Si los síntomas duran un periodo corto claramente definido es depresión aguda, y si han estado presentes más de 6 meses se considera crónica.
  • Depresión recurrente o episodio único: Se refiere a más de un episodio depresivo. Episodio único es el que no tiene historia previa de depresión.
  • Depresión melancólica: Incapacidad para disfrutar las actividades de la vida diaria, falta de apetito, despertar muy temprano, movimientos lentos y sentimientos de culpa infundados.
  • Depresión catatónica: Poco frecuente, apenas se mueven o lo hacen en exceso, asumen posturas inusuales y hablan muy poco. Incluye mirar fijamente, hacer gestos y repetir palabras o frases sin sentido.
  • Depresión atípica: Son capaces de experimentar alegría, aunque sea muy breve. Tienden a ser sumamente sensibles al rechazo, comen y duermen más de lo habitual y generalmente se sienten fatigados.
  • Depresión psicótica: Existen alucinaciones o delirios, los delirios pueden ser paranoides, económicos o médicos.
  • Depresión posparto: Algunas mujeres presentan una forma de depresión mayor después del parto, en comparacón con la llamada “tristeza del bebé” los síntomas son más serios y persistentes.
  • Trastorno afectivo estacional (tae): Este es el término para los periodos de depresión relacionados con el cambio de estación.
  • Depresión secundaria: La depresión no es el problema primario de salud, sino que es un síntoma de otro trastorno médico específico.
  • Depresión concomitante: Es la depresión que se acompaña de toda enfermedad mental, depresión y ansiedad, depresión inducida por sustancias, abuso de drogas o medicamentos.
  • Depresión anticipatoria: La que vive el enfermo antes de morir.

Tratamiento para la depresión

El tratamiento que podemos ofrecerle como apoyo a la persona que atraviesa un episodio depresivo consiste en:

  • Reforzar la autoestima que ha sido afectada severamente.
  • Este reforzamiento nunca debe hacerse en base a halagos o frases hechas, sino a partir de hechos de manera discreta y sutil.
  • El propio paciente debe aceptar sus aciertos y virtudes y no sólo sus defectos.
  • Apoyo psicológico.
  • En ocasiones es necesaria la intervención de un psiquiatra.

¿Cómo impedir que la gente entre al proceso depresivo?

  • Primero haciéndoles entender que las pérdidas son parte de la realidad de todos y parte también de la vida; aceptando que las pérdidas son algo real.
  • El manejo de la tristeza o depresión en muchas ocasiones es un proceso aprendido y puede practicarse sin haber vivido nunca la pérdida real…¡Sólo por imitación!
  • Es necesario hacerle ver a la persona que él no escogió estar enfermo, pero que, paradójicamente, debe hacerse reponsable de su recuperación, que dependerá en gran medida del conocimiento que adquiera de su enfermedad.

¿Cuáles son los errores más comunes en el trato con los deprimidos?

Los errores más comunes en el trato con los deprimidos encontramos:

  • ¿Qué te pasa?
  • ¿Por qué te pones así?
  • ¡Anímate!
  • No llores.
  • ¡Échale ganas!
  • Enojarse con el enfermo.
  • Tratar de convencerlo de que sus ideas son falsas.
  • Dar recetas y/o consejos.
  • Querer distraer al enfermo, que se divierta.
  • Juzgar y decirle que no tiene problemas.

Si nos encontramos atravesando un periodo depresivo o alguien a nuestro alrededor lo manifiesta, es necesario no tomarlo a la ligera y darle la importancia que merece; recordemos que la depresión es un síndrome, está compuesto por varios síntomas que el deprimido no puede resolver por sí solo, brindémosle la ayuda que necesita.

Límites y trastornos de ansiedad en los niños

Límites.

Los límites son reglas que regulan el comportamiento y deben irse adecuando a la edad del niño.

Para que los límites sean efectivos y afectivos, deben fijarse de antemano, no dejarlos a la improvisación o al momento de rabia.

Ansiedad.

Se puede definir a la ansiedad como un afecto penoso asociado a una actitud de espera de un acontecimiento experimentado como desagradable.

El niño ansioso vive permanentemente con un vago sentimiento de aprensión, como si algo terrible fuera a suceder.

Preguntas frecuentes sobre límites y ansiedad en niños:

¿Qué son los límites?

Son reglas que regulan el comportamiento.

¿Cómo aplicar límites efectivos y afectivos?

  • Los límites deben irse adecuando a la edad del niño.
  • Deben ser metas realistas, valorar lo que el niño hace y animarle a continuar.
  • Deben ser claros y precisos. Requieren que las autoridades del niño se pongan de acuerdo.
  • Deben ser muy concretos porque así los niños lo entenderán mejor.
  • No deben ser generales, sino específicos.
  • No son necesarios los rollos, son más eficaces las normas breves y claras.
  • Es importante verificar la comprensión del límite.
  • Los límites deben fijarse de antemano, no dejarlos a la improvisación o al momento de rabia.
  • Es necesario imponer los límites desde el ejemplo (en la mayoría de los casos).
  • En ciertos casos procurar dar opciones. Es una forma de ayudarle a tomar decisiones y enseñarle autonomía.
  • Es necesario darle tiempo: tener paciencia y saber que muchas veces fallará. El niño necesita un periodo de aprendizaje y debemos valorarlo.
  • El elogio y acentuar lo positivo es lo que realmente cambia y modifica las conductas.
  • Debemos mantenernos firmes. En cuestiones importantes es bueno aplicar el límite sin titubeos. Para ser firme se ha de creer que se hace lo correcto.
  • Debemos distinguir qué límites son inamovibles. Existen normas que son básicas, que no pueden ser objeto de revisión o de diálogo, para lo que se requiere firmeza. Existen otras que son importantes, pero que admiten revisión o admitir que los hijos opinen siempre previamente a establecer dichas normas y otras más accesorias y que son más negociables.
  • El mensaje o la norma debe centrarse sobre la conducta: decírselo con claridad, centrándonos en lo que queremos que haga o deje de hacer, es decir, en la conducta en cuestión, no en la actitud o en la valía del niño.
  • Hablar con calma, no hace falta gritar: dar las órdenes o instrucciones en un tono de voz normal puede transmitir más firmeza que dar un grito, que sólo significa que se empieza a perder el control de uno mismo.
  • Debe aplicarse la consecuencia preestablecida. Un límite es firme si siempre lleva aparejada la consecuencia. La consistencia es el punto más importante del establecimiento de límites: cuando el niño sabe que siempre sus padres actúan como han acordado, tendrá en cuenta la norma y la respetará.
  • Ubícate a su nivel para verle directamente a los ojos y pregúntale qué le pasa.
  • Escucha y explica el por qué. Cuando un niño entiende el motivo de una regla como una forma de prevenir situaciones peligrosas para sí mismo y para otros, se sentirá más animado a obedecerla. Entendiendo la razón, con pocas palabras, los niños pueden desarrollar valores internos de conducta o comportamiento y crear su propia conciencia.
  • Cuando un niño está angustiado no puede pensar bien. No puede pensar en lo que decimos y por eso no hace lo que pedimos. Guarda distancias.

Trastornos de ansiedad en los niños

Se puede definir a la ansiedad como un afecto penoso asociado a una actitud de espera de un acontecimiento experimentado como desagradable.

El niño ansioso vive permanentemente con un vago sentimiento de aprensión, como si algo terrible fuera a suceder. Sobre este fondo ansioso pueden venir episodios agudos, auténticos ataques de angustia, manifestados por un cortejo de síntomas somáticos neurovegetativos y viscerales asociados a un objeto o situación precisa que puede ser de índole de interna o externa (ingreso a la escuela, cambio de clase o domicilio, llegada de un hermanito, etc).

¿Cómo se tipifican los trastornos de ansiedad en niños?

Se pueden tipificar los trastornos de ansiedad en niños en función de sus características y de la gravedad de los síntomas:

  • Trastorno de ansiedad generalizada: La preocupación es una de las características principales de la ansiedad generalizada. Esta preocupación tiende a ser más intensa, prolongada e incontrolable que la que experimentan los sujetos normalmente; invade múltiples aspectos de la vida, eventos o actividades. Pueden estar preocupados por el futuro, salud, desempeño, seguridad de sí mismos y de otros. Estos niños suelen ser perfeccionistas; pueden mostrar distorsiones cognitivas en las que creen que un pequeño error es signo de una falla completa. Si la tarea no puede ser completada perfectamente pueden abandonar su ejecución. Suelen ser duros críticos de sí mismos y pueden requerir reforzamiento frecuente y excesivo a fin de proseguir con alguna tarea. Su autoconciencia puede manifestar una adherencia rígida a normas sociales o un rechazo a realizar tareas que puedan ser evaluadas por los demás. A menudo estos niños son considerados como hiper maduros o como adultos pequeños, lo que hace difícil identificarlos al presentar conductas loables para los adultos.
  • Fobia social: Se trata de un miedo marcado y persistente a situaciones sociales caracterizado por una inhibición social dominante. Los niños así diagnosticados reportan sufrimiento o angustia en los encuentros interpersonales de manera más frecuente que los demás niños. La situación más estresante consiste en un encuentro no estructurado con otra persona, exámenes, realizar tareas delante de otros y leer en voz alta. Este desorden a menudo resulta en secuelas inmediatas o a largo plazo que pueden incluir depresión, aislamiento y soledad. Las personas con fobia social exhiben un uso deficiente de habilidades sociales.
  • Fobias específicas: Las fobias son temores no justificados frente a un objeto o una situación, cuya confrontación es para el sujeto el origen de una intensa reacción de angustia. En relación a la fobia el sujeto tiende a utilizar una estrategia defensiva, siempre idéntica o variable, que va desde conductas de evitación, utilización de un objeto contrafóbico o la técnica del zambullido. Ejemplos comunes de fobias en la infancia incluyen miedo a animales, alturas, agua truenos, oscuridad a procedimientos dentales o médicos. Las respuestas del niño afectan su sistema cognitivo, fisiológico y conductual. En relación al sistema cognitivo las respuestas comunes incluyen miedos a ser asustado, a no saber qué hacer ante una situación y la expectación de que la confrontación con la situación u objeto fuente del miedo va a resultar en daño a su persona. Las reacciones fisiológicas incluyen palpitaciones, sudoración, sequedad en la boca, dolor de estómago y cambios en la respiración. Conductualmente los niños que experimentan una fobia, a menudo escapan de la situación que produce miedo; cuando es imposible el escape pueden experimentar rabietas, temblores, postura rígida, chupeteo del pulgar, “colgarse” de sus padres o llanto. La característica esencial es una ansiedad excesiva concerniente al alejamiento del hogar o de aquellas personas a las que el sujeto está vinculado.  Al ser alejados de las personas significativas o del hogar, los sujetos con este trastorno, pueden experimentar malestar excesivo y necesitar saber el paradero de las personas y estar en contacto con ellas. Algunos sujetos se muestran extremadamente nostálgicos e intranquilos hasta sentirse desgraciados cuando se encuentran fuera de casa. Pueden anhelar el regreso y preocuparse por fantasías de reunión; suelen preocuparse por miedos, accidentes o enfermedades que afectarán a las personas o a ellos mismos. Suelen experimentar miedo a perderse y a nunca más reunirse con sus padres, suelen mostrarse preocupados cuando se trasladan fuera de su domicilio o de otras áreas familiares y pueden evitar ir solos a distintos sitios como: la escuela, casa de amigos o campamento. Estos niños son incapaces de permanecer en una habitación solos y pueden manifestar un comportamiento de aferramiento, situándose muy cerca del padre, madre o requiriendo que alguien los acompañe si van a otra habitación. Pueden tener problemas a la hora de acostarse e insistir en que alguien permanezca con ellos; suelen trasladarse a la cama de sus padres o dormir en la puerta de su cuarto. Pueden tener pesadillas cuyo contenido expresa sus temores. Cuando ocurre o se anticipa una separación son frecuentes las quejas físicas tales como: vómitos, nauseas, cefaleas, palpitaciones, vértigos, sensación de desmayo, entre otras. El inicio de este trastorno se ubica antes de los 6 años de edad.
  • Trastorno del pánico: Ocurre con mayor frecuencia en adolescentes mujeres y de manera igual en niños de ambos sexos. El trastorno del pánico es una condición de inhabilidad acompañada por dificultades psicosociales, familiares, de pareja y académicas, además está asociado a un riesgo elevado de padecer otros trastornos de ansiedad, depresión mayor y abuso de sustancias. El ataque de pánico es un episodio de ansiedad agudo en el cual el niño o adolescente experimenta una serie de síntomas somáticos, emocionales y cognitivos en ausencia de un peligro real que son similares a aquellos que se producen en situaciones de amenaza auténtica (este episodio es intenso). El ataque de pánico dura pocos minutos (de 5 a 10 aprox) seguido de un periodo de calma gradual (15 a 30 aprox). El niño siente que algo está mal o incorrecto pero no sabe exactamente qué es lo va a suceder. Como consecuencia se puede desmayar, desarrollar una enfermedad severa o morirse. Este desorden está caracterizado por ataques de pánico recurrentes e inesperados; al menos uno al mes o el miedo de tener otro acompañado de ansiedad anticipatoria, preocupación por las implicaciones y consecuencias del ataque de pánico. La razón probable de la baja frecuencia de este trastorno en niños puede deberse a que los infantes no han desarrollado la habilidad cognitiva para hacer interpretaciones erróneas de los síntomas asociados con el trastorno del pánico (perder el control, morirse, etc).
  • Trastorno obsesivo compulsivo (TOC): Está caracterizado por obsesiones y compulsiones recurrentes que causan una angustia significativa e intervienen en la vida del paciente. Para integrar el diagnóstico del TOC, el niño puede presentar obsesiones o compulsiones a pesar de que la mayoría presenten ambas. Las obsesiones son ideas recurrentes y persistentes, imágenes o impulsos que son egodistónicos, intrusivos y absurdos; son acompañadas a menudo por afectos disfóricos como: miedo, disgusto, duda o sentimiento de vacío. Como los adultos, los niños con TOC tienden a ignorar, suprimir o neutralizar los pensamientos obsesivos y los sentimientos relacionados, ejecutando compulsiones las cuales son repetitivas y conscientemente propositivas en respuesta a las obsesiones de acuerdo a ciertas reglas o de manera estereotipada. Debido a que muchos comportamientos normales se parecen a los que se muestran en el TOC, se establece que éstos deben ser estresantes o consumir más de una hora al día, interferir con la escuela, actividades sociales o relaciones interpersonales. Los pacientes reconocen que las obsesiones son originadas por la mente y que no son solamente preocupaciones excesivas acerca de problemas reales; las compulsiones pueden ser vistas como excesivas e irracionales.
  • Trastorno de estrés postraumático: Para su establecimiento se deben reunir cuatro criterios:
    • Exposición a un evento traumático.
    • Subsecuente re-experimentación del evento a través de: recuerdos, sueños, sensaciones de estar viviendo de nuevo el evento, malestar a estímulos internos o externos que simbolizan el evento traumático y respuestas fisiológicas ante estos estímulos.
    • Evasión consecuente o entumecimiento de la reactividad general.
    • Síntomas persistentes de aumento de la activación tales como: dificultad para conciliar el sueño, irritabilidad o ataques de ira, dificultades para concentrarse, hipervigilancia y respuestas exageradas de sobresalto.

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